La adicción a la comida surge como respuesta ante diversos conflictos emocionales como pueden ser el estrés, la ansiedad o la depresión. Al igual que ocurre con otras adicciones, la persona intenta evitar el dolor psicológico con recompensas inmediatas que, a la larga, le llevan a consecuencias negativas de su salud y calidad de vida.
¿En qué consiste la adicción a la comida?
A través de diversas investigaciones ha podido verse que los alimentos ricos en azúcares, grasas y sal pueden resultar adictivos. Y son justamente este tipo de alimentos a los que se recurren para paliar este dolor emocional, ya que su efecto es sedante y placentero.
Al ingerir productos refinados, se obtiene una recompensa al instante, ya que nuestro cerebro produce en ese momento serotonina, endorfina y dopamina. Aunque la persona conoce los efectos nocivos que este consumo produce sobre el organismo, no puede evitar perder el control y caer en un círculo vicioso.
Esta dosis de placer inmediato es reclamada por el cerebro y la persona adicta siente que ha perdido el control en cuanto a la comida.
Señales de alarma
Síntomas más comunes:
– Comer estos alimentos a escondidas.
– Necesidad de comer un alimento específico, incluso después de haber comido. No siente saciedad.
– Sentir que pierde el control sobre la cantidad de lo que va a comer una vez que empieza a ingerir comida.
– Sentir culpabilidad después comer en exceso y volver a hacerlo poco tiempo después.
– Intentar limitar el consumo de ciertos alimentos sin llegar a conseguirlo.
– Sentirse mal por los efectos poco saludables que estos alimentos están produciendo, como el aumento de peso, o la falta de energía, pero sin ser capaz de cambiarlo.
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